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‘Lo mismo, pero más barato’

Por Fausto Aguilera

   Que China es el paraíso de las copias lo sabe todo el mundo. Las grandes marcas han encontrado en China un enorme enemigo: tanto por la copia de las marcas como por la copia de diseños. Sobre todo, este fenómeno se produce en sectores como la tecnología, ropa, relojería, joyas…

 

   La fabricación de productos falsos no solo tiene el factor de producción, que no está debidamente controlado por las autoridades chinas, sino el de entrada en los países donde se comercializará, algo que de una forma o de otra, puede ser controlado por las aduanas. Es decir, aunque sean producidos, se puede perseguir legalmente su venta una vez la mercancía está llegando al país de destino.

 

   Asimismo, los canales de distribución de productos originales y falsificados es diferente, por lo que, aunque el problema es serio, no supone un riesgo real para las grandes marcas. Digamos que la persona que decide comprar una cartera Gucci en un mercadillo de México D.F. por lo equivalente a 10 USD, no tenía pensado comprarse la misma por un precio 100 veces más caro. Igualmente, el que compra una camiseta original del Real Madrid, sabe perfectamente que no la va a encontrar en el Parque del Retiro, sino en la tienda oficial del club.

 

   Sin embargo, mucho más difícil que controlar la copia de marca es controlar la copia industrial y de diseño, ya que son muchas empresas que han decidido imitar diseño y calidad, pero con marca propia, lo que les permite una reducción significativa en el precio y ser una competencia real para las grandes multinacionales.

 

   Este fenómeno se deja notar principalmente en el mercado de la telefonía móvil. Al mismo tiempo que Apple, Samsung o HTC sacan un nuevo modelo, se desarrollan bajo marca china dispositivos móviles semejantes, pero a un precio mucho inferior. En tiempos de crisis, el consumidor final está comenzando a mirar precios y a plantearse comprar chino por un precio inferior a lo que cuesta una gran marca.

 

Licenciado en Periodismo y Comunicación Audiovisual por la Universidad Carlos III de Madrid (España), Fausto Aguilera acumula experiencia en comunicación corporativa y periodismo de agencia. Ha trabajado para la agencia de noticias Europa Press en Castilla-La Mancha (España) y para la Asociación Sino-Española por la Energía y la Sostenibidad en Guangzhou (China).  Actualmente es jefe de edición de la revista China Latino, también en Guangzhou (China). 

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15 octubre 2013

   Un factor importante en esta decisión es que en los últimos años consumidores finales y comerciantes están dejando de ver a las marcas chinas como de baja calidad. Poco a poco, la confianza en los productos chinos está aumentando y ya se ven como productos de media o alta calidad, pero a precios muy competitivos.

 

   Así, todos los días llegan a las fábricas multitud de personas buscando ‘lo mismo, pero más barato’. La petición es clara, los comerciantes buscan la misma calidad, modelo, sistema de funcionamiento y diseño que el original, pero que lo firme una marca desconocida y salga más barato. En definitiva, un producto cuyo precio final no tiene añadido los gastos de investigación, diseño, desarrollo de producto y publicidad que tiene el producto de la marca original.

 

   En algunos productos, la fidelidad a la marca hace que el consumidor final elija la marca original en vez de la copia aunque la calidad sea la misma. Se trata de productos donde la marca no es solo sinónimo de calidad, sino algo más. Quien compra unas Converse AllStar no piensa tanto en la calidad del producto, sino en el hecho de llevar puestas unas zapatillas que son más que un simple calzado.

 

   Sin embargo, otros productos en los que la fidelidad a la marca no es notable como puede ser material de seguridad, maquinaria, construcción, muebles, material de imprenta u otros productos útiles para nuestra vida diaria son fácilmente sustituibles.

 

   En definitiva, si estás buscando donde producir, en China puedes hacerlo con calidad y no muy caro, pero puede ser que te acabe saliendo caro si te pasa lo mismo que al empresario Ryan Lee, que comenzó a producir los altavoces X-mini en 2006 y tras seis meses otras empresas comenzarlo a ofrecer el mismo producto pero a mejor precio, tal y como contó la BBC el pasado abril en su artículo La amenaza de las copias chinas.

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