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Visita  a Hallstatt, el pueblo austriaco en China

Por Fausto Aguilera

   Hace ya un par de años saltaba a los medios de comunicación la noticia de que una empresa china había copiado calle a calle, casa a casa, detalle a detalle, el pueblo austriaco de Hallstatt, que se sitúa en las faldas de una colina junto al lago HallstätterSee. Su población, apenas alcanza los 1000 habitantes.

 

   Fruto de la casualidad, hace unas semanas recibí la llamada de una agente que me propuso participar de extra en la grabación de un anuncio publicitario. En China, es muy normal que los extranjeros con tiempo libre y con algún que otro problema económico recurramos a hacer de extras en películas, galerías de fotos, publicidades de televisión y cualquier otro tipo de evento que necesite la presencia de una cara extranjera. Son trabajos sencillos, bien pagados y que, además, entretienen mucho.

 

   En esta ocasión necesitaban europeos para hacerse pasar por europeos y crear un ambiente europeo. Un trabajo bastante sencillo. Así, un inglés, dos rusas, el hijo de una de ellas y yo llegamos en un minibús a Hallstatt para convertirnos en protagonistas del espacio temático europeo que han creado en mitad de la inmensidad china.En un lugar sin apenas desarrollo, al que accedimos por una carretera sin terminar, está el otro Hallstatt, el de mentira. A su alrededor, obras, obras y más obras, como ocurre en toda la provincia de Guangdong. Desde lejos, por fuera, todo se asemeja a lo que podríamos considerar un típico pueblo austriaco de montaña. Al entrar, nos reciben vigilantes vestidos con trajes propios de las guardias europeas.

 

   Yo, que ya sabía de la existencia de un pueblo copiado a imagen y semejanza de Hallstatt, esperaba encontrarme de verdad un pueblo. Sin embargo, más que un pueblo digamos que estamos ante un decorado artificial sin vida donde las casas no son habitables, sino que tiendas de recuerdos, estudios de fotografía especializados en bodas, cafeterías y un intento frustrado de restaurante de comida rápida. Aunque el principal atractivo de la zona es el pueblo de Hallstatt, el objeto de venta son las urbanizaciones de chalets que se están construyendo en los alrededores.

Licenciado en Periodismo y Comunicación Audiovisual por la Universidad Carlos III de Madrid (España), Fausto Aguilera acumula experiencia en comunicación corporativa y periodismo de agencia. Ha trabajado para la agencia de noticias Europa Press en Castilla-La Mancha (España) y para la Asociación Sino-Española por la Energía y la Sostenibidad en Guangzhou (China).  Actualmente es jefe de edición de la revista China Latino, también en Guangzhou (China). 

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15 enero 2014

   El fakeHallstattes fruto de un proyecto inmobiliario desarrollado por la empresa Minmetals, que busca crear un residencial de lujo o semi-lujo con estética europea entorno a su núcleo principal, la reproducción del pueblo de Hallstatt, cuyo original ostenta el título de Patrimonio de la Humanidad desde 1999.

 

   En este escenario, mis compañeros y yo, junto a un colombiano que interpretaba el papel de arquitecto-diseñador de la villa, pasamos el día sonriendo, mostrando la alegría característica de quien vive en Europa y puede permitirse gastar dinero en centros comerciales, además de tener una casa de dos plantas en un conjunto residencial con jardín y perrito.

 

   A nuestro alrededor, ajenas al rodaje, había infinidad de parejas de novios tomándose fotos como recordatorio del día más importante de sus vidas. Las fotografías para boda parecen ser hasta ahora el único ingreso claro que tiene el pueblo, pues los turistas llegan muy por cuenta gotas y el gasto que hacen parece nulo.

 

   Sin embargo, no dudemos de la viabilidad de este proyecto basado en la mentira del mito europeo. Todo lo contrario, tiene todas las papeletas para convertirse en una inversión bastante exitosa. La misma mentira que

nosotros representamos sonriendo y disfrutando de nuestra vida europea de compras y ocio, es la que está interiorizándose en el imaginario colectivo chino.A nosotros puede que nos parezca ridículo, pero en China, todo lo que huela a occidental lleva implícito el prestigio.

 

   De la misma forma que multitud de parejas sonríen para hacerse sus fotos de boda en un escenario europeo sabiendo que sus circunstancias económicas jamás les permitirán viajar fuera de China, salvo por trabajo; muchos serán los que decidan adquirir esas casas europeas que simbolizan el bienestar, el pertenecer a una clase social diferente; aunque luego tengan que pasarse dos horas al día dentro del coche para poder llegar a su puesto de trabajo y no vean a un solo europeo residiendo en la zona.

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